Intervención de Luis De Grazia, coordinador del Área Jóvenes de la CHA
Desde nuestro trabajo en la Comunidad Homosexual Argentina reconocimos una necesidad por abordar temáticas vinculadas con la juventud lésbica, gay, travesti, trans y bisexual. Fue entonces que empezamos a construir el Área Jóvenes, nuestro trabajo se fundamentó en un espacio muy importante para nuestro crecimiento, el Grupo de Jóvenes en el que la experiencia de socialización, contención e intercambio, nos volvió a demostrar cuán necesario es ofrecer nuevas herramientas para repensar nuestros deseos, géneros y cuerpos. Son las y los jóvenes sobre quienes el patriarcado deposita la obligación primigenia de reproducir y perpetuar el sistema de género opresivo y binario.
La experiencia de salida del closet, es un proceso que nos acompaña casi toda la vida, y pesar del peso que esto supone, puede más bien ser un aliado en vez de una sombra que cubre el terreno fertil de nuestra conciencia. Es por eso que difundimos desde 2008 nuestro cuadernillo “Salí del Closet”, reconocido por esta misma Legislatura como de “Interes Educativo”. El cuadernillo ofrece herramientas para reflexionar sobre los discursos que nos han atravesado desde niñxs, y cómo es posible enfrentar las prácticas que discriminan y violentan nuestras vidas. No es secundario el objetivo de reconciliar a los/as adultos/as con una visión desprejuicida sobre diversidad sexual: lxs niñxs, adolescentes y jóvenes necesitan compartir con ellxs este tipo de información sobre género y sexualidad.
Las familias y las escuelas aun son los principales espacios donde se nos enseña a avergonzarnos de nuestros deseos, a disciplinar, negar o castigar nuestros cuerpos. En la oscuridad del closet, nuestras familias no nos protegen o contienen ante las agresiones homo/lesbo/transfóbicas, sino que muchas veces también se constituyen en contextos hostiles para nosotrxs. En las escuelas el bullying, la discriminación y la violencia entre compañeras/os muchas veces es omitida e incluso legitimada por la comunidad educativa.
Nos enfrentamos a la moral patriarcal, que construye un intricado laberinto donde solo sobreviven con éxito quienes se adaptan a la ineludible norma heterosexual. Ese recato que sostiene con vehemencia la superioridad de la familia nuclear, esa moral hegemónica que se flagela pensando en el amor y cuidados que ya brindan las familias diversas a niñas y niños, paradójicamente, es la misma que se mantiene indiferente a los abusos y violencia de la Iglesia Vaticana, es la misma que consume como productos de góndola a las mujeres desaparecidas por las redes de trata y el proxenetismo, es la misma que organiza manifestaciones para defender a los abusadores. Es la misma que niega a las mujeres, travestis, trans, y por extensión, a toda la sociedad, el derecho a su propio cuerpo. La misma moral que asesinó cobardemente por la espalda a Natalia Gaitán.
La visibilidad fue siempre para la CHA una herramienta indispensable para arrebatarle al poder sus representaciones de la diversidad sexual, para reconstruir el tejido social desde nuestras vivencias y con nuestras propias voces.
En un primer momento lo más urgente fue ser visibles. Hoy el complejo sistema cultural y económico globalizado hipervisibiliza y legitima las identidades cuando las considera posibles objetos del mercado. El mercado no habla del adolescente que por ser gay es expulsado de su hogar, no habla de la travesti desterrada de su provincia que recurre a la prostitución para sobrevivir, al mercado no le importa la lesbiana que no se piensa en función del placer del varón heterosexual, el mercado desconoce a la mujer oprimida por el régimen machista. Por eso seguimos pensando en la visibilidad como búsqueda y estrategia política, para seguir desmantelando las opresiones que construyen destinos inexorables.
Salir del closet no es renunciar a la privacidad, sino que, como escribe Francisco Vidarte, es “caer en la cuenta de que, en el régimen del armario, la privacidad, la discreción y la intimidad no son un derecho o una opción, sino una imposición. […] Responde a una estrategia de silencio impuesto de los modos más diversos, con los mayores grados de sutileza […].
“El armario es una verdadera estrategia, una verdadera institución de represión, persecución, control, invisibilidad y conminación al silencio: el armario está pensado para borrarnos de la sociedad robándonos la palabra y el acceso a la vida pública”.
Somos visibles para seguir cuestionando a la heteronormatividad, a la suposición de que el género y la sexualidad se construyen de forma única y absoluta, es decir, sin libertad. Ante una cultura que intenta evangelizar nuestros deseos y nuestros cuerpos, nuestra visibilidad construye ciudadanía, nuestro escape del closet nos humaniza. Somos visibles para manifestar la diversidad e infinitas formas de ser tortas, putos, travas, trans, bisexuales y heterosexuales.
Este día nos da la oportunidad, una vez más, de reivindicar la más honda certeza de la Comunidad Homosexual Argentina: “En el origen de nuestra lucha está el deseo de todas las libertades”.
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